miércoles, 26 de noviembre de 2014

Máxima intensidad en Nicosia.



Luis Enrique se mostraba muy satisfecho al finalizar el encuentro y no es para menos. El Barcelona, parece haber encontrado la tecla de arranque de un equipo conjuntado que goza de grandes individualidades, y por tanto, capaz de llegar a las metas más exitosas. El dispositivo funcionó como nunca, y el conjunto culé se mostró muy sólido y consistente en su visita a Chipre, ganando por primera vez en su historia. Además, lo hizo de una manera notoria, engrasando lo suficiente la sala de máquinas como para llegar con la moral alta al transcendental choque en Mestalla, por mucho que el triunfo de anoche pasara desapercibido por el acierto parisino ante el Ajax. Hay razones para el optimismo justo en el momento en el que llegan las etapas más duras, pero también cuando los jugadores comienzan a creer en la idea.

Lucho se ha pasado el primer tercio de la temporada buscando el equilibrio partiendo de un centro del campo diferente que parece haber encontrado en Nicosia. Si la campaña comenzó con muy buenos resultados y un juego más directo, sirviendo el mediocampo de transición entre la defensa y el ataque, la constancia en el plan ha comenzado a dar sus frutos. Sin Xavi y sin Iniesta en el once y bajo las circunstancias de las rotaciones en beneficio de Mascherano y Rafinha, el juego del Barcelona comienza a distanciarse del último diseño que fracasó la pasada temporada. Sirviéndonos de la táctica empleada en la segunda parte de Almería, observamos como tanto el brasileño como Rakitic pueden sumarse al ataque gozando de más libertad de movimiento, haciendo disfrutar a Messi libre de marca y motivando el nuevo hat trick del argentino que le encumbra en lo más alto de la tabla de goleadores de la competición europea. Luis Suárez, ese jugador sistema que tanto nos aporta, pudo hacer de Neymar y salir de su área particular para combinar desde fuera, o intentar internadas más abiertas como demostró en el gol, abriendo la veda en portería por primera vez. Su presencia física, su pelea constante y su inteligencia táctica, permiten incluso la incursión de otros hombres como Pedro sin que se note su falta de acierto por banda.

Pero las buenas noticias también se extendieron en la línea defensiva. Si aquel día en Almería también salimos preocupados por la salida del balón, con dos centrales de clase técnica como Piqué o Bartra el problema resultó paliado con solvencia. La frescura que no encontramos la noche que empatamos sin goles en Málaga, la hayamos con una velocidad de circulación mucho más alta que hasta ahora, con gran rigor en transición de pelota y la peculiaridad de asumir menos riesgos cerca de área propia. El conjunto, más físico y sólido, se comporta como un bloque de once jugadores defendiendo, de tal modo que por momentos el Apoel no pasaba del centro del campo y sus posesiones duraban 3 pases o 5 segundos. Por ello, es importante ganar centrales con clase para hacer jugar el esférico, sin necesidad de disponer de jugadores de gran talento que ya no pueden llevar a cabo la intensidad en la presión, bien por edad o por bajo rendimiento. Y eso precisamente, es lo que realmente diferencia al Barça de Lucho del Barcelona de Tito Vilanova-Roura y el Tata Martino.

Sin embargo, encontrar el botón de encendido es solo el primer paso para carburar toda la maquinaria de cara a compromisos de mayor calado en el futuro. La cuarta victoria europea del nuevo FCBarcelona y la segunda consecutiva a domicilio - algo que no ocurría desde el 2011 -, aún no ha servido para llegar como cabezas de serie a los Octavos de Final, teniendo que ganar un durísimo choque ante el PSG en el Camp Nou. No obstante, las sensaciones han mejorado, y tanto el míster como sus pupilos comienzan a sentirse cómodos ante un sistema que debemos de utilizar hasta las últimas consecuencias, pese a quien le pase, y aunque tengamos que sacrificar a algunas vacas sagradas del vestuario. Con el Tata duró media campaña, y ahora Luis Enrique debe hacer valer su carácter y morir con las botas puestas, porque el recorrido a la gloria tiene un solo sentido, el camino es largo, y habrá que superar numerosos obstáculos. Uno de los más grandes, Mestalla. Sigamos fieles a nuestros principios.


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