lunes, 22 de diciembre de 2014

Adiós al "annus horribilis".


La temporada 2012/13 auguraba un descenso paulatino de la etapa más gloriosa del FCBarcelona. Sin embargo, aquel año se terminó conquistando la Liga Nacional con una hegemonía nunca vista hasta la fecha. Pese a ello, el recorrido en la Copa del Rey y en Europa terminó en tragedia, para desgracia de una afición demasiado acostumbrada al deleite permanente. Quizás, debimos de prestar más atención a las palabras de Gerard Piqué tras caer ampliamente derrotados en las semifinales de la máxima competición europea: "Ya no somos los mejores". Puede que algunos no creyeran la evidencia de que todo llega a su fin, y seguramente, poco o nada hicieron desde la perspectiva institucional del club por revertir una situación que se tornó más amarga aún si cabe en el presente año que cerramos.

Las desgracias se fueron sucediendo a lo largo del calendario sucesivamente. Sandro Rosell, presidente hasta la fecha del FCBarcelona, presentó su dimisión a finales de Enero de manera sospechosa e instantánea. Para sorpresa de todos, el presidente interino Josep María Bartomeu, toma las riendas de un club totalmente desgobernado con la idea de quedarse hasta el final de un supuesto mandato que no le corresponde, descartando la posibilidad de celebrar elecciones anticipadas. Indudablemente, fue un hecho que afectó a la plantilla blaugrana, que a los pocos días se dejó los primeros puntos en casa del campeonato, perdiendo 2-3 contra un Valencia venido a menos. Este partido, al que no se le ha prestado la debida atención, funcionó como bisagra para la cadencia futbolística de un equipo desmoralizado ante las tormentas que se avecinaban en el club. Las nubes negras que acechaban Can Barça, cubrieron por completo el enturbiado panorama culé con la llegada de la sanción FIFA por la que se impedía al FCBarcelona fichar en las dos próximas temporadas, ante una junta directiva que no supo hacer frente a los litigios pertinentes, ni contrarrestar la presión mediática ejercida en forma de acoso fiscal sobre Leo Messi o el fichaje de Neymar Santos.

Con la inestabilidad e incertidumbre por bandera, llegó un decisivo mes de Abril que se convirtió en el punto definitivo de bloqueo mental y fútbolístico para un conjunto con demasiados frentes abiertos. Fue así como llegó la eliminación en Champions League a manos del Atlético de Madrid, poniendo fin a una racha histórica de clasificaciones para semifinales del torneo que se alargaba por 6 años consecutivos. Seguidamente, un Barça que cada vez afrontaba con mayores dificultades los encuentros a domicilio se dejó gran parte de las opciones ligueras con un desastre en Granada, que le impedía depender de sí mismo para alzarse con el entorchado nacional. Como culmen, una dolorosa derrota en la final de la Copa del Rey ante el eterno rival, sin que en ningún momento existieran reales opciones de poder conquistarlo, pese a estrellar un poste en el descuento que nos hubiese llevado a la prórroga. Por si todo ello pareciera poco, el 25 de Abril fallecía Tito Vilanova, que no pudo ganarle la batalla al cáncer.

Mientras el Real Madrid marchaba triunfalmente en Europa, el destino quiso brindarnos nuevas ilusiones con la posibilidad de ganar la liga en casa ante el Atlético del Cholo Simeone. Sin embargo, pronto se disiparon las esperanzas y el Barcelona sucumbía impotente en su propio estadio ante los colchoneros, que mermados físicamente tras el esfuerzo, perdieron una semana más tarde la final europea en el último minuto ante el rival de la capital. Con este panorama, llegamos al verano con las vistas puestas en el Mundial como un soplo de aire fresco. Si bien pocos apostábamos por que Leo pudiera reivindicarse con Argentina, la celeste y blanca se plantó en la final contra todo pronóstico. Pero no era el año sin duda, y Messi cayó derrotado en la prórroga ante Alemania, en lo que muchos vimos un clavo ardiendo para llevarnos un buen sabor de boca de la temporada.

Con el anuncio del fichaje de Luis Enrique, algunos aún sacamos fuerzas de flaqueza para reengancharnos a la nueva temporada, en la que Zubizarreta, al frente de la secretaría técnica y con el permiso FIFA, se había encargado de desmoralizar, con una polémica política de fichajes que, o bien no dieron la talla en el momento decisivo, o ni siquiera llegaron a debutar. Además, Luis Suárez que se presentaba como la gran esperanza, resultaba sancionado hasta finales de Octubre, privándonos de disfrutar de su juego. Finalmente, acabamos el año perdiendo el liderato y recibiendo un nuevo golpe en el sorteo de Octavos de Final de la Champions League. Aun así, al menos vislumbramos ciertos aires de cambio, seguramente, los que debimos de tomar un año antes tras caer ante el Bayern de Munich por goleada. Solo el bunker que puedan formar los jugadores y el cuerpo técnico pueden devolvernos al éxito que una vez perdimos, en cuyo camino se han encargado de ponernos más obstáculos que nunca. 

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