martes, 9 de diciembre de 2014

Un punto de inflexión.



Las temporadas del FCBarcelona siempre atraviesan por momentos complicados, difíciles de superar. Saber sobreponerse a las adversidades, es una de las claves para que la campaña termine fluyendo hacia los ansiados títulos que todos tenemos en mente. Cuando las cosas se tuercen, cuando todo parece ir cuesta abajo, sacar un último atisbo de aliento es fundamental para rebasar esa línea tan fina que separa el éxito del fracaso en este deporte que todos admiramos. Todos recordamos partidos complicados que finalmente se nos fueron al limbo, pero si hacemos memoria, también podemos imaginar aquellas noches que salimos victoriosos en el último minuto. Parece fácil recordar el gol de Iniesta en Stamford Bridge, pero aún puedo imaginar varios goles de Messi providenciales: en el 95 en Montjuic, en el descuento en Donest para dar la vuelta al marcador, otro doblete postrero en Pamplona para ganar el partido...o un gol salvador de Henry en el 90 de Mestalla, para empatar un partido que teníamos perdido de cara a la liga. Sí amigos, todos esos goles milagrosos tuvieron lugar en la misma temporada. La para siempre recordada 2008/09 en la que nos alzamos con el triplete. Es cierto que aquel año goleamos en muchos encuentros, imponiéndonos con claridad a los rivales, pero no es menos cierto que tuvimos que superar muchos momentos de vértigo, antes de que nos falle la memoria. Con esto podemos tener motivos para el optimismo. Mas allá de que nos guste más o menos el juego del Barcelona, mas allá de saber si estamos en el camino correcto, lo que sí podemos saber es que el equipo actual mantiene una idea, es fiel a sus propósitos y piensa morir con las botas puestas. Y eso es más que loable, máxime si tenemos en cuenta que salió airoso de la primera caída al vacío en Mestalla, en una de esas victorias que hacen conjunto, crean piña, hacen creer en los sueños y devuelven la esperanza y la fe en el trabajo. Puede ser un momento clave de la temporada, que ya ha sido ratificado de forma contundente goleando en el derby de la ciudad Condal.

Pero la lucha sigue y el Barcelona afronta una de las semanas más importantes del calendario, donde puede poner una marcha más en su carrera hacia el triunfo final. No sería descabellado darlo todo en los próximos 6 días, desfondando los recursos antes de Navidad teniendo en cuenta que la última semana de Diciembre es más favorable, con Huesca y Córdoba en casa. Sin embargo, es crucial imponerse al temido París Saint Germain para poder asistir al bombo de octavos como cabezas de serie y salir vivos de un campo que no se nos suele dar muy bien y cuyos 3 puntos son muy importantes de cara a seguir manteniendo el pulso liguero, en Getafe. Son dos finales con características y situaciones diferentes, como distintos son los rivales. No obstante, quizá sean el termómetro definitivo para medir la capacidad del equipo ante los compromisos de última instancia, y la disposición para afrontar todo tipo de contratiempos. La disfrutaremos, pero tampoco  nos cabe duda de que la sufriremos mucho más de lo esperado, con la ilusión eso sí, de saber que saliendo vivos de los próximos días tendremos el turbo metido para afrontar un nuevo año del que esperamos recuperar la senda victoriosa que tanto tiempo albergamos. Puede que si lo logramos todo sea fruto del trabajo bien hecho, de la fortuna o de la calidad de los nuestros. O puede que todo sea gracias a la corriente positiva de la hazaña en Valencia, que nos hace creer en nuestras posibilidades, convirtiéndose en nuestro verdadero punto de inflexión.

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