lunes, 8 de diciembre de 2014

Manita de confianza.



El nuevo FCBarcelona de Luis Enrique ha ido superando adversidades y forjando poco a poco la madurez necesaria para ir tomando forma en esta campaña 2014/15. Si el equipo se sobrepuso al vértigo de los minutos finales por debajo del marcador en Almería, tampoco perdió la fe hasta el pitido final de Mestalla, ganó confianza imponiéndose con autoridad a domicilio en Europa, y recuperó la frescura de los partidos ligueros en el Camp Nou, donde suma un doble 5-1 ante rivales tan incómodos como Sevilla y Espanyol. Todo el combinado se va formando mientras recuperamos la mejor versión de nuestros futbolistas, que encuentran el camino de la progresión a través de la luz del faro encargado de guiar este nuevo proyecto en blaugrana: Leo Messi.

A estas alturas no vamos a descubrir al astro argentino, y entrar en detalles sobre la calidad que alberga puede resultar repetitivo, como si el equipo se construyera solo en base a sus cualidades. Pese a que muchos traten de ocultarlo, no podemos mostrar que el trabajo del pibe se cierne exclusivamente a finalizar las jugadas en gol, que también. En su momento, destacamos la aportación de Leo al nuevo sistema ofensivo en la pizarra de Lucho, aunque ayer se encontró con el primer planteamiento para frenar las intenciones barcelonistas. De este modo, el Espanyol salió con una idea fija en su primer cuarto de cancha - la de tapar las opciones de Messi -, colocando un doble pivote esquinado en su trayectoria a la par que 6 hombres fijaban una línea defensiva por detrás. Le salió bien la jugada a los pericos, que concedieron muy pocas oportunidades al FCBarcelona en una primera parte donde el trabajo de Victor Sánchez, Salva Sevilla o Cañas fue descomunal, pero muy sacrificado físicamente. El Barça, por su parte, casi reacciona tarde insistiendo en una idea anulada de inicio y que sólo Messi pudo deshacer empatando el encuentro al filo del descanso en su primera caída hacia la frontal, abandonando la banda derecha. Fue un panorama que Luis Enrique recalcó en la posterior rueda de prensa, indicando las pocas incursiones que tuvimos por banda en la primera mitad para subsanar un problema evidente.

En la segunda parte, el panorama cambió radicalmente. Un Messi más centrado acaparaba la atención de los rivales. Neymar, salió del área rival para combinar desde fuera - como suele hacer con Brasil -, y apoyar a Leo en la organización de la jugada, encontrando triangulaciones y superioridades con Rakitic y Xavi, creciendo futbolísticamente. El argentino, más liberado en creacción, comenzó a nutrir balones a la espalda perica gracias al acierto en las subidas de los laterales, sobre todo con un Jordi Alba en gran estado de forma. Es entonces cuando descubrimos la fortuna de tener a un jugador como Leo entre nosotros. El máximo goleador de la historia de la liga, es además, el mejor pasador del campeonato, un líder indiscutible que sabe echarse el equipo a la espalda cuando más lo necesita, con una inteligencia táctica que se adapta a todo tipo de situaciones y obstáculos, sacando el mejor partido de toda situación. Solo queda que Lucho sepa acompañarle bien en el dibujo táctico para que el equipo se sienta más cómodo. Para ello, recuperar a Iniesta puede ser un buen intento de progresar en la circulación de balón para que podamos ver de aquí en adelante la mejor versión de Luis Suárez o Neymar, exclusivamente preocupados del gol. Sé que muchos dirán que se desperdicia su talento al jugar lejos del arco, que Lucho le está frenando en banda, o que simplemente y sin argumentación alguna, está en el peor momento de su carrera. Mucho más lejos de una realidad que nos muestra el mejor rendimiento de un jugador superlativo que hace jugar a un equipo. Y por si fuera poco, nos regaló tres goles, tendiéndonos la mano para que confiemos. 


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