miércoles, 10 de diciembre de 2014

Una final en Diciembre.



El sol se pone en el horizonte y comienza a caer la fría noche de invierno. Agotado al término del día, abrochas el abrigo lo más alto posible para evitar sentir los huesos congelados. En ciertas zonas, emites humo al espirar y si alzas la vista, apenas podrás vislumbrar un cielo raramente estrellado. Pero como no hay dos días iguales, todas las noches son diferentes, y esta es especial. Por eso esbozas una sonrisa al recordar que a las 20.45 rodará la pelota en una de las maravillosas tardes de Champions que nos brinda de vez en cuando uno de esos grandes choques europeos antes de final de año. Y esta vez, además, con todas las espadas en alto para lograr el liderato del grupo y tomar venganza de París, donde recibimos el primer jarro de agua fría sobre un equipo que comenzaba a ilusionar. Fue allí donde se rompió la cadencia positiva de un conjunto que parecía carburar a marchas forzadas y que hoy tiene la oportunidad de redimirse ante su público llamando de nuevo a las puertas de Europa.

Se dijo que aquella derrota en Francia junto a la caída en el Bernabéu, sirvieron para medir la incapacidad del FCBarcelona de Luis Enrique para rendir en las grandes citas. Si bien hablamos de un dato objetivo, no es menos cierto que la progresión del equipo se ha hecho notar, y las piezas comienzan a encajar de un modo distinto que a principio de temporada. Se dijo también que el Barça defendió muy mal en aquellos compromisos, hecho que además de ser cierto, sirvió para que Lucho experimentara con otras variantes el conjunto defensivo de los azulgrana. Si superados por la presión e intensidad rival sufrimos contragolpes de magnitud, un centro del campo más rocoso y sacrificado en las ayudas vino como anillo al dedo en Mestalla. Busquets, Rakitic e Iniesta que parecían perdidos en París, dieron paso a las opciones generadas por Mascherano, Xavi, y los nuevos conceptos adquiridos, dando un fruto considerable en dichas tareas. Además, Piqué, Bartra y Mathieu recuperan la forma física, ganando una altura necesaria para contrarrestar el potencial parisino a balón parado, como apreciamos en la ida. Ter Stegen, que salió escaldado del Parque de los Príncipes, parece haber añadido confianza a sus cualidades, mostrándose más decisivo a la par que Jordi Alba cabalga la banda como en sus mejores tiempos.

Por su parte, el París Saint Germain, cuenta con todas sus armas para hacer frente al caudal ofensivo de los blaugrana. Esta vez con Ibrahimovic entre sus filas, que si bien no le faltarán ganas de reivindicarse, lo tomo como un hecho más positivo que negativo para los intereses barcelonistas. No dudamos de la extraordinaria calidad del ariete sueco, pero el daño en transición creado por jugadores rápidos como Lucas Moura, Pastore o Cavanni, a primera vista parece más peligroso para la zaga del FCBarcelona. Los franceses, cuentan con dos armas poderosas: un centro del campo muy físico, de alta presión, y velocidad por las bandas. El primero, puede ahogar nuestra organización del juego permitiéndoles robar rápido, y el segundo, hacer sudar sangre al encargado esta noche de ocupar el lateral derecho: bien Adriano, quizá Bartra. Ante este panorama, las bazas de Luis Enrique pasan por poblar los tres cuartos de cancha con Messi y Neymar fuera del área rival para buscar triangulaciones con Rakitic o Iniesta, probablemente. De esta manera, quedaría Luis Suárez como único delantero puro ante una oportunidad sideral para consagrarse.

Cada metro será decisivo, costará mucho entrar en el partido y adueñarse de su control. Tenemos que pensar que hablamos de un choque muy igualado, de lo mejor que podemos encontrar hoy día en la competición y que ni mucho menos será fácil imponerse a un conjunto que ha llegado a la última jornada cediendo solo un empate en Holanda. Sobra decir la importancia de ser primero de grupo, evitar enfrentamientos mucho más complicados, y poder contar con el factor cancha para afrontar los octavos con garantías, más allá del empuje anímico que supondría imponerse a uno de los grandes. Pero ya habrá tiempo para hablar y valorar la importancia de los cruces en Champions. Al fin y al cabo, el Camp Nou se pondrá de bonito para la mejor velada de la campaña. Toda una final.


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